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La realidad acerca de los "tarifazos"

  • Lic. Eugenia Bogado
  • 1 jul 2016
  • 5 Min. de lectura

En un escenario donde la inflación no deja de hacerse presente, como los consumidores que somos, intentamos sobrellevar la situación de distintas maneras. Antes, marcas que sólo ocupaban una pequeña porción del mercado, ahora se encuentran más presentes que nunca, consecuencia de que se ha elegido el precio por sobre calidad del producto; todo ello para llegar de una u otra forma al tan lejano fin de mes. Así también, las compras en mayoristas se han hecho más presentes en este último tiempo y, a su vez, las promociones se han vuelto indispensables para llenar el carrito del supermercado, en caso de poder hacerlo.


Por otro lado el costo de vida sigue aumentando, pero ahora no sólo son los alimentos la principal preocupación, sino también los servicios que consumimos diariamente en nuestros hogares, los cuales están siendo ajustados con subas que no son para nada indiferentes, conocidos también como los famosos “Tarifazos”. Repasemos los aumentos para los consumos de usuarios residenciales con el siguiente cuadro (1):



Nota: Téngase en cuenta que los aumentos varían de acuerdo al consumo y tipo de usuario. En cuanto a la tarifa que se cobra al consumidor por el agua, a su vez depende también de los metros cuadrados del lugar donde reside el usuario y no por lo que consume.


Si bien los ajustes están siendo aplicados de forma “gradual”, debido a que según lo informa el Estado éstos no se aplican cómo deberían, incrementos semejantes no distan de ser percibidos como abruptos o, como decimos los economistas, en forma de: shock. Muchos se preguntarán cómo es posible que la subas sean de tal magnitud, lo cierto es que una de las razones se encuentra correlacionada con la crisis del 2001.


Seguramente se pregunten ¿qué tiene que ver ahora la crisis del 2001? En realidad, tiene mucho que ver, ya que en el 2002 se modificó la política regulatoria en donde se deja asentada la salida de la convertibilidad, estableciendo la pesificación y congelamiento transitorio de las tarifas de los servicios públicos, más permanente que transitorio (2). De no haberse realizado esta acción las tarifas se hubieran triplicado, por lo que fue llevada a cabo para proteger a los usuarios de los servicios ante el duro legado que había dejado la crisis.



Téngase en cuenta también las siguientes razones que tienen repercusión sobre las tarifas:

- Ante cualquier devaluación de nuestra moneda local, es decir, ante la pérdida de valor del peso frente a la divisa de referencia -el dólar- habría un aumento de los precios de las tarifas ya que los costos de éstas se encuentran expresados en dólares.

- Los subsidios, los cuales solapan los costos reales. Considere que con anterioridad a los cambios establecidos, el costo de la energía era de $763 la generación de cada megavatio por hora (Mw/h), pero se cobraba en realidad $89 el Mw/h , es decir, apenas el 11% de lo que valía (3).

-La importación de recursos para la energía eléctrica no ha hecho otra cosa que aumentar el déficit público en estos últimos años, ante el rojo fiscal de las cuentas del país, se ha hecho imposible la importación de tales recursos al precio antes vigente.


Al respecto también cabe destacar que el creciente consumo de servicios, tales como de energía, han incrementado el riesgo de desabastecimiento por lo que además uno de los objetivos de la variabilidad de las tarifas ha sido regular el consumo.


No obstante, aunque las tarifas se han incrementado, esto no significa que los subsidios hayan desaparecido. Quiero destacar aquí los costos de la tarifa eléctrica, los cuales sufren importantes aumentos en esta época del año. Lo anterior es consecuencia de que en invierno se consume más gas y como éste resulta ser un insumo para la generación de energía eléctrica, las generadoras deben recurrir a combustibles líquidos, que resultan ser más caros. Por este motivo, el Estado subsidia a las generadoras.


Otra cuestión que es imprescindible de mencionar en este artículo, es no sólo cómo varían las tarifas en la provincia de Buenos Aires o en Capital Federal, sino a lo largo de todo el país. Considerando los límites de los aumentos establecidos para usuarios residenciales, existen provincias en donde no se ha respetado tales porcentajes y aún más, ya existían grandes diferencias entre las tarifas que se pagaban en la Ciudad de Buenos Aires mucho antes de realizar los ajustes. Uno de los casos envuelve a la provincia de Misiones, donde usuarios han incluso percibido subas de hasta más de 1000% en sus boletas de luz.


Pero el problema de las tarifas no termina con su aumento, sino por lo que se conoce como el “Pass-Through”, que en resumen no es otra cosa que el traslado de esos aumentos a los precios. Ante esta situación, grupos como pequeños y medianos comerciantes no cuentan con mucho margen de acción, ya que en el escenario presente los consumidores son sensibles a la variación de precios por lo que si deciden el traslado de precios hacia sus productos finales sólo pujarían las ventas a la baja. Uno de los objetivos con los incrementos, como lo es en la tarifa eléctrica, ha sido afianzar las inversiones en los segmentos del sector, el cual se encuentra sumamente deteriorado; seguramente muchos de ustedes hayan sido testigos de incontables cortes el verano pasado.


Aunque ninguno disfrutaría de repetir la situación, las bonificaciones a aquellos usuarios residenciales que reduzcan su consumo de energía respecto del año anterior no son de agrado, en especial en los fríos de éste invierno que ya se ha hecho presente.Sin embargo, no cabe duda que el aumento con el objetivo de incentivar al ahorro y el uso adecuado de los recursos por parte de los consumidores y usuarios, guste o no, pareciera estar dando resultado. Productos como paneles solares y termo tanques eléctricos han aumentado en una importante proporción sus ventas en el mercado, pero éstas son compras que sólo algunos consumidores pueden permitirse y lo hacen para disminuir tanto el consumo de gas como de energía eléctrica. No podrán negarme que, a la hora de salir de sus hogares, seguramente voltean para ver si las luces se encuentran apagadas o verificar que la estufa no quedó prendida, o incluso pensar dos veces antes de dejar la estufa encendida para mantener una cálida temperatura al llegar a casa.


De una u otra forma, todavía los ajustes no representan los verdaderos costos, pero sí impactan en nuestros salarios reales y en algún momento deberán las tarifas sincerarse totalmente porque, como bien se dice, lo que no se paga hoy lo harán las generaciones futuras.


María Eugenia Bogado

Contacto: mariaeugenia_13_12@hotmail.com

(1)En base a las resoluciones establecidas por el Ministerio de Energía y Minería.

(2)La modificación que fue llevada a cabo a través de la ley de Emergencia Económica tenía vigencia hasta diciembre del 2004, pero fue prorrogada en 9 ocasiones.

(3)Téngase en cuenta que no hemos entrado en detalle sobre los costos tales como el de distribución y transporte.







 
 
 

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